Dra. Rosemary Girbau*
ESPAÑA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La llegada del recién nacido a casa es motivo de felicidad. Pero, apenas ha quedado atrás el esfuerzo físico del parto, cuando los cuidados y la atención que requiere el bebé se multiplican para la nueva madre.
Además, esos primeros días de adaptación mutua implican un reajuste en la vida familiar y de la pareja. Se trata de conocer al recién llegado, y para la mujer, si es el primer hijo, de aprender poco a poco algo que es nuevo: ser madre. Nadie enseña a serlo, sólo el contacto íntimo con el bebé podrá ir dando las pautas para desenvolverse en esa difícil tarea. En las primeras semanas del pequeño, la madre vive una experiencia nueva: tiene a su hijo a todas horas en su mente. Piensa por él hasta que él pueda hacerlo por sí mismo. Hace un esfuerzo por comprenderlo, por tratar de entender qué le ocurre, qué quiere transmitir.
COMPRENSIÓN Y ATENCIÓN
La madre va proponiendo diferentes explicaciones al llanto de su hijo: 'Debe tener cólicos por la forma en cómo mueve las piernas', 'es posible que sean los oídos', o '¿será qué tiene hambre?'. Este pensar y hablar por él, que con el tiempo deberá suspenderse, es imprescindible para el bebé, ya que la madre va buscando soluciones alternativas hasta calmar su malestar. Es lo que Donald W. Winnicott, psicoanalista y pediatra inglés, llamó preocupación materna primordial, y que es básica para el buen desarrollo psíquico y emocional del pequeño. En esos días pueden sobrevenirle a la madre ataques de tristeza y de llanto. Además del desajuste hormonal después del nacimiento, los factores emocionales influyen en ese estado de ánimo, de forma más o menos frecuente, caracterizado por una sensación de pérdida: la madre siente que 'lo que antes estaba dentro suyo ahora está fuera'. Necesita un tiempo para procesar que ha perdido una manera de vivir para ganar otra. Según Lisa Miller, psicoanalista y autora del libro Comprendiendo a tu bebé (Ed. Paidós, 9 euros): 'Con frecuencia, la madre se siente perdida, empequeñecida, inadecuada y necesitada de ayuda. Incluso la más experimentada tiene la sensación de que los primeros días de vida del niño están llenos de enormes altibajos'.
COMPAÑÍA Y APOYO MORAL
Toda ayuda es poca. El padre también juega un papel primordial en este período y, en lo posible, debería involucrarse desde el principio en los cuidados del bebé, además de ayudar en las tareas domésticas, que necesariamente se ven aumentadas. Eso fortalece la relación de pareja, aumenta su sentimiento de paternidad e intensifica los lazos familiares.
Desubicación. Si la madre está perdida, también hay que pensar que el bebé se encuentra inmerso en un mundo de experiencias nuevas, muy distintas al confort que experimentaba dentro del útero materno.
Las necesidades. El bebé es muy indefenso y para su desarrollo es muy importante que haya una persona fija ocupándose de sus necesidades, normalmente la madre, por eso es fundamental que ella se sienta acompañada y ayudada por su entorno. Según la psicoanalista Lisa Miller, 'si uno va a estar atento a las necesidades del bebé casi las 24 horas del día, va a necesitar ayuda, compañía y apoyo moral. Idealmente, esa compañía será la del padre del niño'
*Médico Pediatra Neonatólogo con más de 30 años de experiencia es miembro ejecutivo del cuerpo medico de CIPROFAM - INTERNACIONAL (Coalición Internacional de Pro-vida y Familias) Coordinadora Internacional de Consejería Virtual. Miembro del Ministerio Oración Internacional
0 comentarios:
Publicar un comentario