Al ver a Robert Skinner y Tia Harding, queda claro que hay amor en el aire. Tras un año de noviazgo esta pareja cristiana está planeando su boda. Ellos tienen grandes esperanzas de un matrimonio amoroso y duradero.
“Si damos a Dios el primer lugar en todo, él guiará nuestro camino, porque los pasos del justo son ordenados por él”, comenta Skinner.
Para Tia lo más importante es comunicarse con Dios y luego con el esposo, de esta manera si se mantiene la comunicación en el matrimonio no hay que preocuparse del divorcio.
A la mayoría de parejas que se casan no se les ocurre ni la separación, ni el divorcio. Pero después de la boda, cuando viven la realidad ¿qué hace la diferencia entre las parejas dispuestas a atravesar dificultades y las que se rinden?
Veintiocho años y tres hijos más tarde, el matrimonio de Ron y Gwenn Bergold sigue fuerte. “Deben tener ese compromiso de amarse y no es una emoción, no es un sentimiento, es un compromiso durante todo el matrimonio”, asegura Ron.
Gwenn concuerda, pero admite que no siempre ha sido fácil. “Cuando nos enojamos tengo que pensar en lo mejor para él, no solo para mí. Tengo que superar mi egoísmo y pensar, como puedo ayudar a Ron, que sería lo mejor para él y para los dos.”
¿Y qué de las parejas que sienten que están “perdiendo el amor” poco después de casarse? la doctora Jennifer Ripley, experta en matrimonios de la Universidad Regent, anima a los recién casados a ser pacientes con el proceso y el uno con el otro.
“Todos llegan al momento de preguntarse, sea cinco días, cinco meses o cinco años después de casarse, ¿qué hice? ¿qué debo estar haciendo aquí? ese es el momento cuando Dios nos lleva del período de luna de miel, cuando es hermoso, hasta el punto de tener que desarrollar un carácter más profundo”, explica Ripley.
Ella señala cuatro conceptos en el desarrollo del carácter: Pacto (porque así define Dios al matrimonio), Compromiso, Comunicación y Confesión.
Según la doctora hay parejas que han estado casadas por 50 ó 60 años y han pasado muchas experiencias, pero se han mantenidos fieles uno al otro. Han dado prioridad a la relación como pacto, se han comunicado bien, se tratan con cariño, confiesan sus fallas, perdonan y luego se reconectan uno con el otro.
Las investigaciones han mostrado que las parejas que consideran sagrados sus votos son más propensas a seguir casadas, y eso confirma la idea de matrimonio como pacto no como un contrato hecho a la ligera.
Roy e Izola Jones pensaban así cuando dijeron “acepto” hace 42 años. “Pienso en las cosas que nos dijimos en el día de nuestra boda y veo cuán significativas han sido, han sido las reglas para vivir nuestra vida”, afirma Roy.
Izola piensa que en el momento en que ella lo aceptó no debe tratar de cambiarlo a su concepto de cómo debe ser un esposo. “En cambio, debo amarle, respetarle y aceptarle y aún perdonarle a veces”.
La investigación también indica que la amistad entre esposos es de gran ayuda.“Al ver a los amigos hablarse y cómo los matrimonios sanos también se hablan, es exactamente lo mismo”, detalló la doctora.
Eso es evidente al conversar con Roy e Izola. “Fuimos amigos primero y esa amistad nos sostuvo hasta que pudimos aprender algo y empezamos a madurar”, dice Izola.
Mientras tanto, faltan unas semanas para la boda de Tia y Robert. Ellos reconocen que tienen mucho que aprender acerca del matrimonio, pero están listos para emprender juntos el viaje.
“No somos perfectos, siempre hay fallas, sube y bajas, pero estamos dispuestos a resolverlos”, dice Tia.
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